noviembre 12, 2006

Una Trilogía Gordiana

De la Inglaterra del siglo IX al Estados Unidos contemporáneo, la historia de la familia de médicos Cole es desarrollada por Noah Gordon (1926-) en tres entregas que le han otorgado el reconocimiento de la crítica y los lectores por igual. El viaje inicia con un pequeño niño inglés que, tras quedar huérfano de ambos padres, cae en manos de un barbero que lo llevará por las campiñas inglesas vendiendo placebos y malabares... Rob. J descubre que posee un extraño Don que le permite averiguar cuando la reserva vital de otros seres vivos está a punto de extinguirse.

La comprensión del Don, conforme el joven Rob J. va creciendo, poco a poco lo hace abordar con cierta amargura lo insuficiente de su conocimiento para luchar contra la muerte y lo alenta a enfrascarse en una peligrosa aventura. Pese a las advertencias de un médico judío, decide partir hacia Persia para estudiar en Ispahán con el erudito Avicena. Venciendo las inclemencias del tiempo y el miedo, incluso renunciando al amor y una vida económicamente prometedora; Rob J. llega a la antiquísima ciudad pretendiendo ser Benjamín Jesse para enfrentarse al choque cultural y a base de voluntad hacerse de un sitio en el colegio.

La riqueza narrativa de Gordon para describir un mundo perdido, las costumbres, posibles circunstancias y desventuras de Benjamin Jesse revelan una prodigiosa imaginación que hace que cada uno de los personajes cobre vida. Algunos mueren, algunos caen en la desgracia, otros logran sobrevivir solamente para descubrir que el sueño largamente acariciado a veces no puede ser compartido y ha de llevarse a los rincones lejanos donde no se cuestiona la ayuda.

El segundo volumen, "Chamán", pone de manifiesto que la sangre Cole está hecha para los retos. Un joven Rob J., descendiente del original y ya con una respetable línea de investigadores, se mete en problemas políticos y huye de Escocia buscando oportunidades en el Nuevo Mundo. Estados Unidos está lleno de gente de miras cortas, pobreza, conflictos raciales y este nuevo Rob J. marcha en busca de terrenos lejanos a las ciudades progresistas dispuesto a perseguir la fantasía de conocer a los indios.

Desvirgar las tierras, fundar una ciudad, el encanto étnico, la tragedia, el misterio tras un homicidio aunado a una dosis de amor, culpa, valor y fanatismo religioso/social son revelados al hijo de Rob J., Chamán, mediante añosos cuadernos que datan la Guerra de Secesión para un decidido pacifista. El círculo se cierra solamente con este proceso de reconstrucción que enfrenta a Chamán a los fantasmas de su padre y propios para afrontar a partir de entonces la vida sin rendirse.

Finalmente, la larga cadena dinastía de médicos Cole llega a su fin con R.J. Pese a la resistencia de una madre, la pequeña R.J. es bautizada como Roberta Joan D'Arc. R.J. no tiene un hermano que le suceda en el linaje facultativo, pero posee el carácter voluntarioso de los Cole que le permite sobrevivir las tragedias personales desde corta edad, superar constantes confrontaciones con su padre y admitir al final que está dispuesta a seguir la tradición no por obligación; sino por una pasión sofocada a voluntad por el orgullo.

Tras un mal matrimonio y reveses profesionales, R.J. vuelve al campo como sus antepasados decidida a convertirse en una verdadera Doctora y no solamente en la clase de médico rellenador de formularios que abundan en las deficientes instituciones de salud que el sistema político americano ha generado. Sin embargo, encuentra más que aire puro de montaña y ha de volver a probarse a sí misma que está forjada para volver a luchar... No solamente la eterna batalla contra la muerte que libra ayudada por el Don heredado, sino todas las necesarias para vivir la vida y asumir una gran responsabilidad personal.

Quienes lean con detenimiento esta trilogía Gordiana, probablemente se encontrarán analizando la diversidad y similitud que tienen las grandes preguntas a los que se enfrentan los sujetos en distintas circunstancias y épocas. Los tres tomos son disfrutables, aunque en general muchos no dudan en expresar su predilección por el primer Rob J. Posiblemente, su encanto radique en la cantidad de detalles que dotan de aristas a la fantasía del mundo antiguo; sin embargo, si al leer se utilizan no solamente los ojos, es posible descubrir el enorme talento de un periodista que es capaz de tocar las fibras más sensibles de la humanidad ubicada en cada una de estas etapas. Y con un poco de suerte, algo de consciencia sobre el cuidado del templo en que viven nuestras mentes y/o almas, según se prefiera denominar

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